Blanca de Castejón, la talentosa actriz, nació en Comerío, Puerto Rico, el 28 de abril de 1907 y nos dejó un legado inolvidable al fallecer en Ciudad de México el 26 de diciembre de 1969. Si bien desarrolló la mayor parte de su carrera en México, también tuvo la oportunidad de destacar en producciones cinematográficas de Hollywood y Buenos Aires. Su nombre brilló junto a figuras icónicas de la época de oro del cine mexicano, como Fernando Soler, Pedro Infante y Germán Valdéz (Tin-Tan).
Aunque su participación en películas puertorriqueñas no fue posible, Blanca de Castejón pudo deleitar al público de su tierra natal con su talento actoral en 1941, al presentarse en el Teatro Venus (hoy conocido como Ambassador) y en el Teatro La Perla de Ponce.
Una anécdota fascinante destaca su habilidad en el arte del doblaje. En 1938, fue convocada a la ciudad de Los Ángeles para dar voz al personaje de la reina malvada en la versión en español de la icónica película de Disney de 1937, "Blancanieves y los siete enanitos". Su magnífico trabajo en esta producción dejó huella en la industria del doblaje y demostró una vez más su versatilidad como actriz.
Blanca de Castejón, con su carisma y talento, permanece en la memoria de los cinéfilos y amantes del teatro, dejando un legado imborrable en la historia del entretenimiento latinoamericano.
"El Tótem telúrico",1992 Jaime Suárez. El "Tótem telúrico"(1992), o el tótem que surge del interior de la tierra; es una escultura monumen El Tótem telúrico" (1992) es una escultura monumental hecha de granito y réplicas de cerámicas taínas, obra del escultor, arquitecto y ceramista puertorriqueño Jaime Suárez (1946). Esta escultura rinde tributo al descubrimiento del nuevo mundo por parte de navegantes europeos y al encuentro de dos culturas. Se encuentra ubicada en la Plaza de Quinto Centenario, cerca del cuartel de Ballajá, en San Juan de Puerto Rico, y mide aproximadamente 40 pies de altura (12.192 metros). En su libro "Tótem y Tabú", Sigmund Freud nos describe el tótem como un símbolo de la unidad de un clan o grupo, más allá de relaciones de consanguinidad, como si el mismo fuera un antepasado o un espíritu protector de la tribu. Dicho esto, podríamos afirmar (parafraseando las palabras de Freud) que este monumento se ha converti
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