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Julia de Burgos: Una poetisa fundamental e imprescindible.

Esta mañana, mientras ojeaba tranquilamente libros en la librería Casa Norberto de Plaza las Américas, me topé con el libro titulado "Julia de Burgos, Obra Poética ", editado por la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña. En un solo volumen se incluyen los poemarios: "Poema en veinte surcos" y "Canción de la verdad sencilla", los únicos libros que Julia publicó en vida, además del cuaderno "El mar y tú", publicado postumamente por su hermana Consuelo. El libro también contiene dos estudios preliminares escritos por los profesores Ivette López Jiménez y José Emilio González, algunos poemas publicados de manera dispersa en periódicos y revistas, además de poemas ineditos. Es una belleza de libro, así que decidí comprarlo. Julia de Burgos es una escritora fundamental e imprescindible. Su misma persona es tan entrañable, su rostro encantador de jibarita es tan querible, que uno puede llegar a extrañarla sin siquiera haberla conocido. Su rostro proyecta tristeza y alegría simultáneamente, algo común en nuestros campesinos. Según nuestro interlocutor, Julia puede significar cosas distintas: para algunos es sinónimo de la poesía, es el ángel protector de la patria, es el símbolo de la libertad expresada en todas sus facetas, es la fantasía erótica del varón pensante y muchas cosas más. Para otros, era la rara, la rebelde, la promiscua, la alcohólica, la roja comunista. Desafortunadamente, con el paso del tiempo, su obra poética a sido deformada por declamadores silvestres que, con la mejor intención, nos han presentado una Julia color rosa, nada más lejos de la verdad. Ella, como todas las grandes almas que han existido en este mundo, es amada o despreciada, pero jamás será olvidada.

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