Vicente Ydrach: El maestro del expresionismo tropical.

En todos los aspectos de la vida, incluyendo el arte de la pintura, existen individuos que eligen trazar su propio camino, impulsados por su vocación, convicciones y principios. Aunque este camino sea poco transitado y suponga dificultades, optan por alejarse de las corrientes y las modas. Si bien es cierto que seguir estas tendencias puede ser la opción más cómoda, a menudo conlleva la pérdida de la autenticidad y la esencia misma del artista. No debemos olvidar que el verdadero valor de un artista radica en la singularidad de sus contribuciones, las cuales nacen de la honestidad intelectual de un ser genuino y auténtico.

Considero importante hacer este preámbulo al hablar sobre la vida y obra de Vicente Ydrach, un pintor puertorriqueño cuyo estilo pictórico podría ser el precursor de una nueva forma de abordar el expresionismo europeo que todos conocemos. En mi opinión, Vicente ha estado creando gradualmente, a lo largo de los años, una versión criolla y tropical de este antiguo movimiento, incluso sin ser consiente de ello. La fuerza y agresividad de sus trazos, junto con la vibrante paleta de colores y la expresividad de los rostros y objetos que pinta, transmiten de manera impactante la exuberancia violenta de nuestra naturaleza y clima. Su imaginario, festivo y convulso al mismo tiempo, refleja de manera magistral el sincretismo que nace del choque de culturas que define el alma puertorriqueña. Don Vicente ha creado un tipo de expresionismo tropical que bien podría convertirse en una corriente artística prominente en el futuro.

El estilo y la forma en que un artista aborda los temas en sus creaciones son un reflejo de su personalidad. En el caso de Vicente Ydrach, su estilo artístico distintivo actúa como un hilo conductor que brinda cohesión a su obra, a pesar de que los temas de sus cuadros podrían parecer dispersos a primera vista para un espectador distraído. Vicente pinta libremente lo que desea, sin restricciones. Ya sean los integrantes de los Beatles, Salvador Dalí, el Quijote, Benicio del Toro, Tyrone Power o incluso su hijo Chente Ydrach, así como un gallo, un perro, unas flores o un edificio en Miramar; todo puede ser consumido, digerido y metamorfoseado por el ojo siempre atento de Ydrach.

Esta libertad creativa marca una ruptura con la tradición artística de Puerto Rico. En general, nuestros pintores tienden a trabajar con un repertorio de temas definidos, ya sea costumbrista, político o local. En un país donde se percibe el trabajo artístico desde un perspectiva colectivista y gremial, no cualquiera se atreve a reclamar su individualidad. Durante años, los pintores puertorriqueños hemos esperado que un galerista, profesor o crítico nos brinde una oportunidad. Sin embargo, Vicente Ydrach ha decidido otorgarse a sí mismo esa oportunidad, lo cual es digno de admiración y elogio.

Para concluir, es importante destacar que Vicente Ydrach, tras una exitosa y extensa carrera como corredor de bolsa, decidió seguir su pasión por el arte. Se embarcó en una nueva trayectoria académica obteniendo un bachillerato en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico, seguido de una maestría en pintura y dibujo en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Su valiente transición le ha permitido aplicar su disciplina y atención al detalle previamente adquiridas en el mundo financiero a su práctica artística. Con obras impactantes y emocionales, Vicente se ha ganado el respeto de la comunidad artística, demostrando que es posible perseguir los sueños a cualquier edad y encontrar la felicidad en una nueva carrera. Actualmente, continúa creando arte notable y anhela compartir su visión artística con el mundo. Desde mi punto de vista, considero que su producción artística ya cuenta con algunos cuadros de una calidad equiparable a los expuestos en los museos.

Retrato de Chente Ydrach.

Retrato de John Lennon.

Edificio de Miramar.

Retrato de Salvador Dalí.